La democracia es un sistema que celebra la diversidad de opiniones, fomenta el respeto por los derechos humanos y busca la justicia y la igualdad para todos los ciudadanos. Un día como hoy, hace 40 años, el pueblo argentino retornaba a las urnas y volvía a ejercer el derecho a decidir su camino como Nación. Así, el país elegía un presidente, Raúl Alfonsín, por primera vez luego de más de siete años de persecuciones, asesinatos, torturas y violaciones perpetradas por el propio Estado. Lejos de ser “excesos”, esos horrores fueron articulados de manera planificada y sistemática como mecanismo para instaurar un régimen político-económico neoliberal; la dictadura cívico militar necesitaba quebrar a la sociedad argentina para moldearla según sus parámetros, y utilizó el terrorismo de Estado para hacerlo, a lo largo y ancho del país.
Salir de la noche más oscura de nuestra historia y recuperar la democracia costó años de sufrimiento, muertos, y 30.000 desaparecidos, muchos de los cuales lucharon aquí, en Neuquén y Río Negro, por una Argentina más justa y solidaria. Es por eso que ante la presencia cada vez más desembozada de discursos negacionistas y reivindicadores de la dictadura por parte de funcionarios y figuras públicas elegidas -paradójicamente- de manera democrática, es nuestra responsabilidad recordar esta fecha, recordar nuestro pasado como herramienta necesaria para educar a nuestros jóvenes sobre la historia de nuestro país, para que comprendan su importancia y la protejan.
Que este 30 de octubre, entonces, recordar aquella vuelta a las urnas nos invite a pensar en el presente, en la necesidad continuar luchando por la memoria, la verdad y la justicia, así como en la consolidación de las instituciones democráticas.